
El Caribe vive horas de tensión mientras el huracán Melissa, ahora de categoría 5, avanza lentamente hacia Jamaica con vientos superiores a los 280 km/h y lluvias torrenciales que amenazan con provocar una catástrofe sin precedentes. El Centro Nacional de Huracanes de EE. UU. confirmó que la tormenta alcanzó su máxima intensidad sobre aguas anormalmente cálidas, en un proceso de intensificación explosiva que tomó por sorpresa incluso a los meteorólogos más experimentados.
Melissa se desplaza con lentitud, apenas 10 km/h, lo que multiplica el peligro: cuanto más tiempo permanezca sobre una zona, mayores serán las inundaciones, la marejada ciclónica y los deslizamientos de tierra. El gobierno jamaicano ha declarado la emergencia nacional, ordenó evacuaciones masivas en comunidades costeras y habilitó más de 800 refugios. “Ninguna comunidad es inmune”, advirtió el primer ministro Andrew Holness, mientras miles de personas abandonaban Kingston y las zonas bajas de la isla. Las autoridades prevén marejadas de hasta cuatro metros, cortes prolongados de energía y daños estructurales graves en viviendas, carreteras y cultivos.
Los efectos del ciclón ya se sienten más allá de Jamaica: en Haití y República Dominicana se reportan ocho fallecidos y severas inundaciones por las bandas externas de la tormenta. En Cuba y Bahamas, la defensa civil prepara contingentes de emergencia ante la posibilidad de que Melissa mantenga su fuerza al norte del Caribe. Expertos advierten que el lento avance de este sistema, combinado con su potencia, podría convertirlo en uno de los huracanes más destructivos de los últimos treinta años en la región.
Una amenaza histórica para el Caribe
Meteorólogos comparan a Melissa con los huracanes Gilbert (1988) y Dorian (2019), ambos recordados por su ferocidad y devastación. Las aguas del Caribe, que este año registran temperaturas récord, crearon el entorno perfecto para una tormenta de esta magnitud. Según el NHC, Melissa podría descargar más de 700 mm de lluvia en algunas zonas montañosas, un volumen capaz de colapsar drenajes, arrasar carreteras y aislar comunidades enteras.
Mientras las imágenes satelitales muestran un ojo perfectamente definido y nubes simétricas, los gobiernos regionales piden calma y obediencia a las órdenes de evacuación. Los organismos internacionales, como la ONU y la Cruz Roja, ya preparan operaciones de ayuda humanitaria anticipando daños “potencialmente catastróficos”. En las próximas 24 horas, Jamaica sabrá si Melissa quedará en la historia como una prueba de resistencia… o como la peor tragedia natural de su era moderna.