Un nuevo y alarmante caso de violencia sexual contra menores ha sacudido a la comunidad del barrio Cedritos, en la localidad de Usaquén, al norte de Bogotá. La rápida acción de las autoridades permitió la captura de un joven de 19 años, quien es señalado de haber abusado de una niña de 8 años en una vivienda particular. El incidente, que ha generado indignación y preocupación, resalta la persistente vulnerabilidad de los menores ante este tipo de delitos.
Los hechos se desarrollaron cuando el ahora detenido, en calidad de invitado de un residente del lugar, habría mostrado contenido inapropiado a la menor y la habría inducido a actos de tocamiento indebido. Al percatarse de lo ocurrido a través del relato de su hija, el padre de la víctima actuó de inmediato, contactando a la línea de emergencias 123. Esta denuncia activó el protocolo para este tipo de delitos, poniendo en marcha la respuesta policial.
La situación tomó un giro dramático cuando el presunto abusador, al verse acorralado por la inminente llegada de la autoridad, intentó escapar. “El sujeto intentó escapar lanzándose desde una ventana del cuarto piso, pero fue localizado y capturado minutos después en un inmueble cercano”, detalló el teniente coronel Ricardo Chaves, comandante de la estación de Policía de Usaquén. El joven fue trasladado a la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de Paloquemao y ha quedado a disposición de la Fiscalía, donde deberá responder por el delito de actos sexuales con menor de 14 años.
Este lamentable suceso se suma a las 204 capturas por delitos sexuales realizadas por la Policía de Bogotá en lo que va de 2025. A pesar de que esta cifra representa una reducción del 14% en comparación con el mismo periodo del año anterior, las autoridades enfatizan la crucial importancia de la denuncia ciudadana a través de los canales oficiales para combatir este flagelo que sigue afectando a la niñez.
Mientras un juez de control de garantías define la situación legal del implicado, la comunidad de Usaquén y la ciudadanía en general exigen justicia para la menor afectada y la implementación de medidas más contundentes para proteger a los niños y niñas de la ciudad, quienes son las principales víctimas de estos aberrantes actos. La preocupación por la seguridad de los menores y la necesidad de una respuesta efectiva por parte de las autoridades se mantienen latentes en la agenda pública de Bogotá.