
Durante el primer fin de semana de octubre, el Parque Simón Bolívar se transformó en un gran salón de baile a cielo abierto. Más de 88 mil personas disfrutaron de la vigésima sexta edición de Salsa al Parque, un festival que reafirmó a Bogotá como una capital salsera, diversa y vibrante.
En total, 18 agrupaciones —entre ellas 4 distritales, 7 nacionales y 7 internacionales— hicieron vibrar al público con una mezcla de guaguancó, son, timba, salsa dura y romántica, acompañadas por 181 bailarines que llenaron de movimiento y energía cada jornada.
Desde orquestas locales emergentes como Bellacoson y Luna Llena Salsa Band, hasta figuras legendarias como Yuri Buenaventura, Porfi Baloa y sus Adolescentes, Grupo Galé y la histórica Sonora Ponceña, el festival fue una celebración intergeneracional del género que ha marcado la historia cultural de la ciudad.
La directora del Idartes, María Claudia Parias, destacó que eventos como este reflejan los objetivos del plan de desarrollo Bogotá camina segura, promoviendo el bienestar, la convivencia y el derecho a disfrutar de la cultura en el espacio público.
El ambiente del festival no solo se vivió en el escenario. La zona de experiencias fue otro punto de encuentro para melómanos, coleccionistas y emprendedores que, entre vinilos, bares emblemáticos y propuestas culturales, demostraron que la salsa también se vive en la moda, la gastronomía y el arte gráfico.
Entre los momentos más destacados del evento se encontraron las presentaciones de Manolito Simonet y su Trabuco, Frankie Vázquez, Luis Felipe González, Mickey Taveras, Edy Martínez con Privilegio Latino y las Estrellas de Buena Vista, que llenaron de sabor, nostalgia y alegría al público capitalino.
Además, marcas aliadas como Bavaria, Red Bull, Licores de Cundinamarca y el Acueducto de Bogotá apoyaron la realización del festival, mientras ETB y Canal Capital fortalecieron su difusión y conectividad.
Con esta edición, Salsa al Parque reafirmó su posición como uno de los festivales gratuitos más importantes de América Latina, un legado cultural que celebra la identidad, la diversidad y la memoria viva de Bogotá. En cada coro, paso y abrazo compartido, quedó claro que la salsa sigue siendo escuela, lenguaje y futuro.