Policías de Kennedy convirtieron su estación en refugio para perros rescatados

En el occidente de Bogotá, la estación de Policía de Kennedy se ha transformado en mucho más que un centro de seguridad ciudadana: hoy también es hogar de nueve perros rescatados de las calles, la mayoría adultos mayores o con problemas de salud, que encontraron allí una segunda oportunidad de vida.

La iniciativa surgió de un acto de solidaridad. Carlos Camargo, comerciante y amante de los animales, rescató a Princesa, una perrita criolla que llegó gravemente herida tras ser atropellada frente a la estación. En estado crítico y con la piel desgarrada, la perra necesitaba cuidados permanentes. Camargo propuso que el lugar pudiera convertirse en su refugio, aprovechando sus espacios verdes, zonas al aire libre y la presencia constante de uniformados. La idea no solo fue aceptada, sino que dio origen a un proyecto que hoy inspira a la comunidad.

Un refugio dentro de la estación

La estación adaptó un área especial con zonas techadas y limpias, donde los perros descansan y juegan libremente. Se construyeron casitas de madera con calefacción para las noches frías, camas cómodas, agua fresca y comida disponible en todo momento.

Los canes, entre ellos Pirata, el más sociable, recorren sin restricciones los pasillos, acompañan a los policías en sus patrullajes o se acuestan a su lado en las oficinas.

Solidaridad compartida

Camargo financia gran parte de los gastos, especialmente la alimentación, pero la iniciativa se ha fortalecido gracias al compromiso de los uniformados. El mayor Salazar lidera colectas internas para apoyar, mientras que policías como el patrullero Ronaldo Maldonado no solo alimentan y cuidan a los animales, sino que incluso han compartido historias conmovedoras: su propio perro donó sangre para salvar la vida de otro rescatado en estado crítico.

Más que un gesto

La experiencia de Kennedy ha demostrado que la empatía y el servicio pueden ir más allá de la seguridad ciudadana. Los uniformados, que a diario enfrentan situaciones de violencia y denuncia, también se han convertido en protectores de aquellos que solían ser invisibles en las calles: los perros abandonados.

Hoy, en este espacio, los animales no solo encontraron alimento y cuidado, sino también una familia que los protege y dignifica.